7 jun 2007

En Palencia El 50% del alumnado reconoce que ve agresiones

El 50% del alumnado reconoce que ve agresiones

El Centro Cultural Provincial acoge desde ayer el curso de la Universidad Casado del Alisal, de la Diputación, titulado ‘Juventud, educación, marginalidad y violencia en las aulas’

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El curso Juventud, educación, marginalidad y violencia en las aulas -enmarcado dentro de la Universidad Casado del Alisal, dependiente de la Diputación Provincial- arrancó en la jornada de ayer en el Centro Cultural. El curso, que se prolongará hasta mañana viernes, cuenta con expertos que ofrecerán algunas de las pautas necesarias para conseguir una mejor convivencia en los centros educativos. Al mismo tiempo, pretende revisar los planteamientos de la educación en valores, elemento imprescindible para la convivencia escolar y conocer las principales experiencias que se están llevando a cabo tanto en el campo de la educación socio-emocional como en el de la educación en valores e igualdad.

La directora del curso, Montserrat Peña, fue la encargada de abrir el curso con un análisis general de la violencia en los centros educativos de España. Para ello, la directora de Códice expuso a los asistentes -una veintena- el informe Violencia Escolar: El maltrato entre iguales en la Educación Secundaria Obligatoria. 1999-2006 del Defensor del Pueblo para intentar explicar esta realidad social. La conclusión principal que se extrae de este estudio es que «la incidencia del maltrato escolar entre iguales tiende a disminuir respecto a los datos del estudio dado a conocer en el 2000, especialmente en lo referente a las conductas más frecuentes y menos graves. En concreto, el porcentaje de los alumnos víctimas de insultos pasa del 39,1% al 27% y el de víctimas de motes ofensivos del 37,7% al 26%». Dicho esto, el informe revela que otras conductas como la exclusión social directa, entendida como el «no dejar participar» a un alumno, así como ciertas formas de agresión física y amenazas graves sí se mantienen en niveles similares a los de hace siete años, lo que pone de manifiesto que las políticas preventivas «han resultado insuficientes».

El estudio presenta sus conclusiones con una triple perspectiva. Desde la estimación del maltrato a partir de las respuestas de las víctimas, más de una décima parte del alumnado (10,5%) declara ser ignorado. La exclusión activa, que representa el que a alguien no se le permita participar la experimenta un 8,6% de los estudiantes de Secundaria. Las agresiones verbales son las más mencionadas como conductas sufridas por el alumnado. Los motes que ofenden o ridiculizan son citados por uno de cada cuatro alumnos (26,7%).

De la misma manera, Peña explicó que desde la perspectiva de los testigos, la exclusión social y la agresión verbal –coincidiendo con las respuestas de los agresores– son las formas de maltrato entre iguales más generalizadas. En total, alrededor del 50% del alumnado reconoce que ve agresiones de los alumnos dirigidas al profesorado y viceversa. Las diferencias en función del género resultan especialmente relevantes, ya que hay más chicos que chicas que se reconocen víctimas tanto en cuanto a recibir motes ofensivos (30,4% de chicos frente a 23% de chicas) como respecto a ser objeto de agresión física (con un 5,9% de chicos frente al 1,9% de las chicas). En el caso de «hablar mal de mí», la situación se invierte siendo más numeroso el grupo de chicas que dicen sufrir este tipo de agresión (37,7% de ellas frente al 25,4% de ellos).



El informe destaca además que la tendencia mayoritaria en todos los tipos de maltrato es que el agresor y la víctima están en la misma clase salvo en los pocos casos de amenazas con armas donde la autoría está más repartida. De hecho, la clase y el patio, junto a los pasillos, en este orden, son los dos escenarios donde se producen la mayoría de situaciones de maltrato entre iguales.

Aunque la tendencia dominante es que el maltratador sea varón, las chicas tienen cierto papel actuando en grupo, sobre todo con los chicos, en el maltrato por exclusión social, los insultos, motes y robos. En cuanto a las bandas, estas actúan contra individuos solos o contra grupos de alumnos y a veces también se producen enfrentamientos entre bandas. En general ha disminuido el porcentaje de alumnos que no comunican a nadie una situación de maltrato.

Las víctimas acuden a los amigos principalmente, aunque un tercio lo cuenta a la familia y algo menos a los compañeros. Son pocos los que acuden a los profesores u orientadores. Las víctimas señalan por su parte que la ayuda viene prácticamente sólo de los amigos, triplicando el porcentaje de víctimas que los mencionan frente a otras instancias.

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