La violencia desciende, pero el colegio sigue siendo una tortura para muchos niños

La violencia desciende, pero el colegio sigue siendo una tortura para muchos niños

El Defensor del Pueblo ha actualizado un informe de 2000 sobre violencia escolar.

Hay más denuncias, pero menos casos.

Más alumnos se reconocen como agresores que como víctimas.

Hay más alumnos que se reconocen agresores de los que dicen ser víctimas, lo cual es un indicativo claro de que no existe todavía una percepción clara de que lo que hacen está mal; más bien al contrario, hay cierto reconocimiento social para los agresores.

Es una de las conclusiones del informe monográfico sobre violencia escolar que el Defensor del Pueblo, Enrique Múgica, ha entregado actualizado -el original era del año 2000- al presidente del Congreso, Manuel Marín; las conclusiones, dentro de lo que cabe, son positivas, ya que se registra un aumento de las denuncias -de las que un 15% son falsas- dada la sensibilidad de la sociedad hacia el tema, y un descenso de los casos, algo que choca con lo que los docentes piensan.

El informe hace hincapié en la necesidad de prevenir

No obstante, uno de cada cuatro alumnos que denuncian sigue siendo insultado (27%) o es víctima de motes ofensivos (el 26.6%), y siguen existiendo casos de amenazas o agresiones físicas directas; en el informe se detalla que la prevención resulta "fundamental para evitar que un alumno se convierta en maltratador, pero también lo es que exista un clima social y una conciencia personal y colectiva en la que sea palpable el rechazo hacia este tipo de conductas".

Aparte de la violencia escolar, también se han planteado quejas sobre instalaciones escolares, y las de mayor envergadura tienen que ver con centros docentes públicos, haciéndose referencia en casi todos los casos a "deficiencias" en el estado de conservación de los mismos y al mantenimiento o la carencia de determinadas instalaciones o medidas de seguridad preceptivas

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