Es el mensaje que tratan de inculcar a los adolescentes los talleres del Proyecto Malva ‘Quiéreme bien’. Las sesiones se imparten en institutos y el alumnado aprende a identificar las conductas violentas en las relaciones sentimentales.
“Las chicas nos podemos vestir como queramos y hacer lo que queramos, si haces lo que te dice un chico es porque eres tonta o porque estás en una relación en la que tienes miedo y de la que tienes que cortar por lo sano”, así de claro lo tiene María una de las alumnas de 3º de ESO del Instituto Dámaso Alonso que asiste a uno de los talleres contra la violencia machista ‘Quiéreme bien’.
Beatriz Santos, la psicóloga responsable de la iniciativa en Madrid, trata de evitar que los adolescentes no caigan fácilmente en los prejuicios y reflexionen yendo más allá, ¿por qué llegan a darse situaciones de violencia?, ¿cómo se cae en una relación dominada por el control y la posesión? “Hay muchas maneras de querer y que nos quieran”, explica a los atentos alumnos, “tenéis que decidir cómo queréis que sean vuestras relaciones”.
A través de un divertido cómic la educadora les va guiando hacia las maneras adecuadas y no adecuadas de relacionarse. La historieta funciona porque mete en situación a las chicas y los chicos y todos quieren expresar su opinión y sus experiencias. La lectura se ve interrumpida por los comentarios indignados de los alumnos y las alumnas ante la actitud del maltratador. También les cuesta entender por qué la víctima no le abandona enseguida. “Está enamorada”, “tiene miedo”, “cree que cambiará”, son algunos de los argumentos que manejan los jóvenes.
¿Está enamorada?, ¿tiene miedo?
A través del cómic conocemos la historia de Roz, una mujer que comienza una relación con un hombre que parece adorable y acaba siendo un violento maltratador. Nos adentramos con ella en el camino de las primeras reacciones inesperadas, los primeros celos y confusiones, hasta la tragedia de los insultos, los golpes y las palizas.
Beatriz les hace ver que es una realidad que no está tan lejos de ellos y que, ahora que empiezan a iniciarse en el mundo de las relaciones, si cambian la manera en la que desean ser queridos y queridas, probablemente los problemas de violencia de género se habrán reducido o eliminado en 10 ó 20 años.
“Los y las adolescentes son una población fundamental a la que se debe dirigir la labor preventiva, no tan solo por ser uno de los colectivos más vulnerable a poder sufrir malos tratos, sino también por haber sido educados en una sociedad en la que existe una gran desigualdad entorno al género. Además, hay que tener en cuenta, que están en un momento muy plástico para modificar todos los estereotipos, creencias y comportamientos que han interiorizado y trabajar activamente para cerrar el círculo y evitar que este ‘modo de vida’ se siga propagando”, explican desde el Programa Malva.
¿Qué tienen que ver los celos y el alcohol en todo esto?
“¿Qué creéis que significan los celos”, pregunta la psicóloga. En la clase hay diversidad de respuesta pero muchas y muchos de los adolescentes reconocen haberlos sentido y afirman saber que sus parejas también los han experimentado hacia ellos. La psicóloga les anima a reflexionar sobre lo poco que aporta esta actitud y explica que hay otras formas mucho más sanas de superar las inseguridades sin caer en los celos.
“Hay otras formas de afrontar las inseguridades sin caer en los celos o en la violencia"
En los talleres también se toca la relación entre el consumo excesivo de alcohol y la violencia machista. “La realidad es que el alcohol está presente en el 50% de los casos de violencia de género”, explica Beatriz. “Por eso, facilitamos a los estudiantes información sobre los efectos del abuso del alcohol pero en ningún caso utilizamos el alcoholismo como justificación de los malos tratos”, añade la psicóloga.
La sesión termina con una máxima que todos secundan “nada justifica la agresión contra los seres queridos, siempre hay alternativas”. La formación preventiva se complementará con otros tres talleres más que se repartirán a lo largo del curso escolar. “Para incidir en la prevención de la violencia machista debemos ofrecer a los jóvenes una formación continuada. De hecho, sería interesante que en un futuro los talleres puedan empezar a partirse en Primaria”, concluye Beatriz.
El proyecto Malva se centra en la prevención de la violencia de género en estudiantes de la ESO. Se inició en Octubre de 2000 y lo lleva a cabo la Fundación Salud y Comunidad en tres comunidades autónomas: Madrid, Comunidad Valenciana y Cataluña. El proyecto está subvencionado por la Dirección General de Drogodependencias de la Agència Valenciana de Salut y actualmente también por el Plan Nacional sobre Drogas del Ministerio de Sanidad y Consumo.
Enlaces relacionados:
Proyecto Malva
Fundación Salud y Comunidad
Observatorio de la violencia de género
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