10 nov 2008

«Nos tocamos poco en esta sociedad; tenemos miedo al contacto» Una vision desde el punto de vista profesional

«Nos tocamos poco en esta sociedad; tenemos miedo al contacto»

POR: MARIBEL LUGILDE ÁNGEL GONZÁLEZ NIEVES FERNÁNDEZ-TRESGUERRES / FUNDADORA DE ENTRETOD@S




Inmersos en la cultura de la especialización y la visión fragmentada de las cosas, es raro oír hablar de espacios para trabajar de forma integral todos los campos relacionados con la salud de las personas: la salud física, la psicológica y la social -la relacionada con la participación y las relaciones-. Para la psicóloga asturiana Nieves Fernández-Tresguerres, tiene todo el sentido del mundo puesto que esos tres ámbitos son la base del bienestar, y lo lleva a la práctica a través de la empresa Entretod@s, de la que es fundadora y que trabaja la persona de forma integral a través de talleres, psicoterapia, dinámica de grupo y formación a profesionales. Entretod@s se creó en 2007 pero es fruto del trabajo y experiencia de años. Formada por un grupo psicólogas, pedagogas, maestras, licenciadas en Humanidades y un experto en taichi y técnicas de conciencia corporal, trabaja fundamentalmente con administraciones públicas y entidades asociativas. Un ejemplo es el programa «Mujer, salud, bienestar y participación» en colaboración con el Ayuntamiento de Gijón, en el marco del cual se desarrollan talleres con 20 vocalías de la mujer de todo el concejo, o los programas de «Envejecimiento activo», en el marco del proyecto «Tiempo propio» para el Instituto Asturiano de la Mujer, que se realiza en poblaciones menores de 25.000 habitantes por toda Asturias, dirigido a mujeres mayores de 50 años.

-¿Las mujeres de 50 años entienden que lo del «envejecimiento activo» va con ellas?

-Pues la gran mayoría no. Ése es el primer descubrimiento que realizan: que el envejecimiento va con todos. Por eso una de las cosas que hacemos con ellas cuando llegan es enseñarles que el proceso no es igual en función de la vida que llevamos, nuestras experiencias, cómo nos cuidamos... les propongo que me sitúen por edades esos cambios que solemos asociar al envejecimiento, como usar gafas o peinar canas. Y descubren que el envejecimiento es gradual y que el proceso es diferente en cada una.

-¿Y cómo pasamos de ahí a digerir que uno envejece?

-Nos asusta mucho envejecer porque el modelo social no ayuda mucho, las mujeres tenemos que ser jóvenes, guapas, atractivas, estupendas toda la vida... estamos obsesionadas con ese tema. A través de estos talleres aprendemos a tener una visión muy positiva de lo que significa envejecer porque descubrimos que la edad no tiene nada que ver con lo que quieres hacer con tu vida y las posibilidades son muchas. Porque de lo que se trata es de envejecer de una manera sana, con buena calidad de vida y autonomía.

-¿Cómo se consigue?

-Con estilos de vida sana, no desde los 60 sino desde siempre; envejecer no es convertirte en un trasto viejo, si a día de hoy te cuidas hay menos posibilidades de que a día de mañana estés incapacitada. Y con los talleres pretendemos además dar opciones: internet, escritura creativa, salud, estudio histórico de mujeres...

-¿Las mujeres somos más «dinamizables»?

-Sí, porque en estos años hemos recuperado un espacio social donde estamos más acostumbradas a participar que los hombres. En esto han influido mucho las políticas de igualdad. Y ahora a las mujeres ya no nos para nadie.

-Ustedes también trabajan en el campo de la familia, ¿qué se puede aportar?

-Nuestra propuesta es una escuela de padres para el desarrollo sano de los niños desde la parte física a la emocional. Y ello a través del propio ejercicio de los padres de revisar el modelo de vida que ofrecen a sus hijos, en alimentación, en afectividad... porque, al final, todos, padres e hijos, somos producto de lo que hemos vivido en la infancia, así que es muy necesario que los padres descubran qué pilares sólidos tienen que poner para que sus hijos sean el día de mañana personas con recursos para poder vivir. También tenemos talleres de juego compartido entre padres e hijos o de masaje infantil; nos tocamos tan poco en nuestra sociedad, tenemos tanto miedo al contacto...

-¿Pero esas barreras las pueden tener los padres con sus propios hijos?

-Desde luego, y son fruto de lo que ellos mismos han vivido. Es el caso de los abandonos emocionales. El otro día, en un taller de Gijón tomé contacto con una mujer que se quedó sin padres con 6 años... Las carencias generan carencias. Pero nos pasa un poco a todos porque todos tenemos un saco de carencias y frustraciones que llevamos a la espalda y hay un trabajo pendiente que hacer para sentirnos mejor.

-En esa conquista por el bienestar psicológico usted aboga por trabajar el cuerpo, ¿de qué manera?

-Nosotros contamos con un colaborador, profesor de taichi y experto en técnicas de conciencia corporal que desarrolla el denominado método Feldenkrais, un proceso educativo que, a través de suaves movimientos corporales y la conciencia que tomamos de ellos, permite a las personas mejorar la postura, la flexibilidad, la coordinación y la orientación espacial. Ayuda a resolver problemas de espalda, columna, articulaciones, músculos, artrosis, lumbalgias, osteoporosis, contracturas, dolores cervicales y lumbares... y es adecuado para todas las edades. En España está introducido en Madrid y Barcelona, y ahora tratamos de darlo a conocer en Asturias. La idea es reconciliarse con el cuerpo, quererlo, atenderlo, porque permanentemente nos está mandando señales y sólo le escuchamos cuando enferma.

-También en su trabajo de psicología clínica trata de implicar al cuerpo en la mejora de la mente, ¿cómo se hace?

-Es que todo está en el cuerpo: quiénes somos, nuestra experiencia vital, lo que nos pasa en un momento determinado. Yo me he formado como psicóloga en análisis transaccional pero también en bioenergética, son dos orientaciones complementarias, una realiza el enfoque racional y la otra busca conocer lo que siente el cuerpo.

-¿Cómo se trabajan ambas cosas a la vez?

-Por ejemplo, muchas veces las personas vienen a la consulta sintiendo mucha rabia. Desde las teorías racionales analizas lo que le pasa y las razones de lo que le pasa. Desde la bioenergética se trata de descubrir cómo sientes su cuerpo, es un método arracional. A partir de ahí y a través de trabajo corporal sacamos la rabia fuera con técnicas para expresar la energía corporal, gritando, golpeando... después podemos llegar racionalmente al porqué.

-Ustedes también «ayudan a los ayudadores» con formación dirigida a profesionales, ¿en qué consiste?

-Ocurre a menudo que grupos como el de educadores sociales o animadores socioculturales, profesionales que llevan tiempo trabajando con colectivos, de pronto se plantean qué están haciendo, cómo lo están haciendo y hacia dónde van. Cuando llegas a ese punto tienes que pararte, pensar qué puedes necesitar y pedir ayuda. No todo el mundo lo hace y, sin embargo, es muy necesario. Para nosotros es un reto formar a personas que ya están formadas. De lo que se trata es de abrir un marco de reflexión para detectar qué se tiene y qué es preciso mejorar, y luego trabajar con ello.

Nieves Fernández-Tresguerres Alonso (Oviedo, 1958) es psicóloga por la Universidad de Oviedo. Se ha formado en análisis transaccional en el Centro Ethos de Madrid, con Concha de Diego, y el centro de bioenergética Anthos, también en Madrid, con Luis Pelayo. Tras décadas de trabajo para el Principado de Asturias y sin abandonar nunca la psicología clínica, decidió iniciar una andadura empresarial que la llevó a fundar en 2007 la empresa Entretod@s, que agrupa a una decena de profesionales cuya vocación es trabajar de forma integral todos los campos relacionados con la salud de las personas: la salud física, la psicológica y la social. Sus aficiones son «la lectura, el cine, la música, la naturaleza y, muy especialmente, estar con mis amigos».


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