6 mar 2009

EL CONTEXTO FORMATIVO Y PROFESIONAL DEL TÉCNICO EN ANIMACIÓN (II) Por Ricarod Catalá Borges

Los sectores de la formación

La incorporación del perfil profesional TASOC suscitó los primeros recelos en los sectores más vinculados a la formación (entidades y organismos con escuelas de formación de animadores y ciertos ámbitos de la enseñanza universitaria), por los prejuicios que acumulaba la formación profesional y, por extensión, el propio sistema educativo que estaba vigente en ese momento, al que se aducía su carácter
formalista y de rigidez organizativa y didáctica, muy alejado de la dinámica social y cultural.

En los diversos foros y encuentros sobre ASC, que se convocaban con cierta asiduidad a finales de los 80 y principios de los 90, no se atisbaba, ni mucho menos, el carácter democratizador y progresista que iba a suponer la reforma educativa y, por tanto, todas las iniciativas de tipo formativo a realizar, que finalmente quedarían plasmadas en la LOGSE. Prevalecían, por el contrario, opiniones reactivas a dicho
proceso de reforma del sistema educativo, por inercia de la que aún estaba vigente.

Entre dichas iniciativas de tipo formativo, se proyectaba la implantación de una nueva formación profesional, más innovadora y efectiva, en la que quedaría incluida la figura profesional del Animador Sociocultural. Esta perspectiva no mereció mejores consideraciones, ya que acumulaba todas las reticencias expresadas hacia el propio sistema educativo.

Y, por otro lado, por influencia de las entidades de iniciativa social, se arrastraba un debate, un tanto maniqueo o reduccionista, sobre las figuras de voluntario/profesional, en la que éste último siempre quedaba malparado, por las resistencias que generaba en los sectores asociativos y/o de inciativa social, al
perderse, con la profesionalización, ciertos valores mitificados como los del altruísmo, vocación y gratuidad.

Transcurrido el tiempo, no se detectan aquellas primeras reacciones tan adversas, más bien se puede observar que el amplio sector de la formación no reglada se ha centrado en regular con mayor precisión los perfiles y niveles de formación, vigentes en las Comunidades Autónomas, para establecer mecanismos de equiparación.

En las Jornadas sobre el presente y futuro de la formación de Animadores Juveniles, celebradas en Valencia en el año 1996, quedaba reflejado en el documento de conclusiones lo siguiente:

"Con relación a la aparición de nuevas titulaciones desde el ámbito de la formación reglada, queremos recalcar que nuestros orígenes provienen del tiempo libre infantil y juvenil, de la formación, por tanto no reglada (sic) y que no entramos en competencia con ella, independientemente de que ambas pueden ser complementarias".

En otro apartado, se sugiere establecer mecanismos que pueden vincular dichas formaciones con los perfiles formativos de los ámbitos profesional y ocupacional, fundamentado en el papel histórico representado y como reconocimiento social.

Por tanto, en el momento actual podemos afirmar, que se han ido superando los recelos iniciales que suscitaba un perfil formativo profesional, dando paso a una aceptación mutua de los diversos sectores de la formación.

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