El verano de sus vidas gracias a Respiravila
Respirávila organiza por tercer año consecutivo sus campamentos de verano, en los que participan 30 niños y cuyo objetivo es ofrecer a las familias un descanso a la vez que ellos disfrutan de unas vacaciones inolvidables
ESTÁN a sólo unos kilómetros de la capital, pero disfrutan de sus vacaciones como si estuvieran en otro mundo. Los 30 niños que este verano participan en los campamentos que por tercer año consecutivo organiza Respirávila pasan estos días en Casas de Bermudillo, una preciosa vivienda rural cercana a Martiherrero donde los pequeños encuentran el ocio y la diversión que tanto necesitan y sus padres el descanso que les permite dedicarse a ellos mismos o a otros miembros de la familia.
Respirávila trabaja con seis asociaciones abulenses: Asesca (de El Barco de Ávila), Fundabem, el Centro de Educación Especial Santa Teresa, la Asociación Abulense del Síndrome de Down, Aspace y la Asociación de Autismo de Ávila. De todas ellas proceden los niños que estos días veranean en Casas de Bermudillo y que como nos cuenta Susana González Lumbreras, coordinadora de la actividad, disfrutan de un campamento como cualquier otro. «Los niños van a la piscina, participan en los talleres, cuidan a los animales, hacen sendas, veladas...», explica, «todo ello, eso sí, adaptado a cada niño».
Y es que en este campamento participan niños con discapacidades muy diversas, por lo que cada uno de ellos requiere una atención personalizada, algo que siguen a rajatabla las siete personas encargadas de que todo vaya a la perfección en la casa.
Ventajas del campamento. Y muchos son los beneficios que los niños extraen de su estancia en el campamento de Respirávila. Porque, además de pasarlo estupendamente, los pequeños mejoran en sus relaciones sociales y en sus habilidades de autonomía. «Colaboran a la hora de poner la mesa, de mantener en orden su maleta, en su aseo...», recalca Susana, que aún así insiste en que los monitores conocen a la perfección hasta qué punto se le puede pedir a cada niño, que colaboran siempre en la medida de sus posibilidades. «Además, al campamento pueden venir sus hermanos», continúa la coordinadora, «por lo que también tiene beneficios para estos, que descubren que sus hermanos no son los únicos niños con discapacidad y que aprenden a relacionarse con chicos de todo tipo».
Por cierto que José Manuel Espinosa, director general de la Caja de Ahorros de Ávila, pudo comprobar ayer en primera persona todos esos beneficios, ya que acudió por la mañana a visitar a los niños y monitores. Caja de Ávila, como también lo hace Caja Duero, ha contribuido económicamente al desarrollo de la tercera edición de este campamento.
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