Más de un centenar de niños empiezan las clases en un restaurante
El país ha recobrado el ritmo escolar de forma desigual. Aunque en la mayoría de los centros la normalidad ha sido la nota dominante, lloros aparte de los que se estrenaban en las aulas, en Barcelona y Madrid ha habido algún un problema.
En el primer caso, 120 alumnos de preescolar han tenido que empezar el curso en un restaurante porque las obras de su colegio no están terminadas. En el segundo, los padres de los escolares de dos centros, unos gitanos e inmigrantes y los otros payos en su mayoría, se han enfrentado porque la Comunidad ha decidido intercambiarles de centro.
Las clases han comenzado oficialmente este lunes para cerca de siete millones y medio de estudiantes no universitarios de toda España. Entre ellos, los más pequeños y la mayoría, con mucho sueño y algunos llantos. Con el inicio de las clases tras las vacaciones de verano, los padres se ven "liberados" de sus hijos y los maestros vuelven al terreno de batalla.
En Barcelona, ese "terreno" se ha ubicado en los salones de un restaurante. Allí van a seguir el curso, al menos tres semanas, 120 alumnos de preescolar. El centro barcelonés donde se matricularon está todavía en obras y los padres no han ocultado su indignación: los servicios son portátiles y todos los estudiantes están en el mismo salón de bodas, separados por estantería de poco más de medio metro de altura. En Gijón ha sucedido algo similar. Los padres han protestado y se han echado a la calle porque sus hijos no tienen dónde jugar. No hay patio porque está en obras y tampoco hay fecha prevista de finalización.
Protestas de los padres
En Madrid los incidentes han sido entre los padres de alumnos de un centro y los de otro. El año pasado la Comunidad decidió intercambiarles a partir de este curso y hay quienes ven la sombra del racismo tras esta decisión.
Los que han dejado el colegio que estaba en peores condiciones, masificado y con menos instalaciones y plazas (300) son 480 alumnos, la mayoría payos. A partir de hoy les corresponde otro centro mayor, para 500 niños, en el que hasta ahora sólo estaban matriculados 210 gitanos e inmigrantes. Estos dos centenares de menores ocuparán el otro centro, que ha sido remozado.
Algunos padres de estos niños han escenificado su rechazo a esta decisión de la Consejería de Educación y en el primer día de clase se han presentado en el que ha sido su colegio hasta hace sólo tres meses. La Policía ha tenido que intervenir para desalojarles.
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Hace 2 semanas
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