La Medalla de Oro «les devuelve una ínfima parte de su trabajo»
El alcalde de Santander entregó la máxima distinción de la ciudad a la congregación por el centenario de la Cocina Económica
El Paraninfo de la Magdalena se llenó ayer. La entrega de la Medalla de Oro de Santander a las Hijas de la Caridad se convirtió en un acto destacable por su afabilidad y la emoción de todos los presentes.
«Santander devuelve a las Hijas de la Caridad una ínfima parte de la inmensidad que nos han dado cada día durante estos primeros cien años», resumió el alcalde, Íñigo de la Serna, quien entregó a la visitadora provincial de la congregación, Sor Carmen Pérez, la Medalla de Oro de la ciudad.
El regidor recordó que la medalla la concede el Ayuntamiento, pero «con el aval rotundo e intransferible de los santanderinos. De todos ellos. Con su sello unánime. Consensuada y entusiásticamente. La Medalla de Oro es lo mejor que tenemos y os la ofrecemos con tanta modestia como indisimulado orgullo».
También confesó que existen «muy pocos momentos tan entrañables como éste» en la «vida pública de un alcalde», «tan intensos y tan justificados del ejercicio de un cargo que conduce honestamente a premiar a instituciones tan admirables como la suya».
Desde 1844
Esta distinción fue concedida con motivo del centenario de la creación de la Cocina Económica, en 1908, aunque fue en 1844 cuando las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl llegaron a Santander. Durante todo este tiempo su valiente y entregada labor al servicio de los más necesitados, los que no tienen ni techo, ha sido admirada por infinidad de cántabros. Entre ellos el presidente del Gobierno de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, o el presidente del Parlamento, Miguel Ángel Palacio, así como el presidente de la Cámara de Comercio, Modesto Piñeiro, el director general del Santander, Carlos Hazas, o el portavoz del Partido Popular, Francisco Rodríguez, que estuvieron presentes en el acto.
«Un siglo de Cocina Económica es un mundo impagable de entrega», por «inmenso», «solidario» y «aliviador», aseguró De la Serna. Aunque destacó la labor de todas las hermanas tuvo un recuerdo especial para Sor Sagrario, de quien dijo es «alma, corazón y vida de la doctrina vivenciana, exacta reencarnación del fundador».
Sor Carmen indicó que «el pueblo es sensible y percibe nuestro trabajo», algo que se manifiesta con actos «como este reconocimiento que «aceptamos con humildad». Recordó a sus hermanas que «trabajan silenciosas, en ocasiones ignoradas, pero lo hacen con mucho amor y esmero. Es una satisfacción para nosotras recibir esta Medalla». La Cocina Económica de Santander «fue la primera de España» que creció «con una buena semilla, un buen trazado y un recto surco».
Representantes políticos, voluntarios y usuarios de la Cocina Económica escucharon en silencio la Salve Marinera y el Himno de Cantabria interpretados por la coral 'Amigos de la mar', que cerró el acto.
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