EDUCACIÓN DE ADULTOS, PREPARACIÓN PARA LA JUBILACIÓN Y PARTICIPACIÓN SOCIAL EN LA NUEVA SOCIEDAD DEL OCIO
La educación de adultos fue en sus orígenes una acción de sentido religioso, pasó luego a educación complementaria y correctora de deficiencias, hasta que en la actualidad es parte integrante de la Educación Permanente. Las cuatro áreas esenciales para una educación integral de adultos son:
1.La formación orientada al trabajo (actualización, reconversión y renovación de los conocimientos profesionales)
2.Formación para el ejercicio de los derechos y responsabilidades cívicas o para la participación social.
3.Formación para el desarrollo personal (creatividad, juicio crítico, participación en la cultura).
4.Formación general o de base, prerrequisito indispensable de tipo compensador.
Esta educación integral debe adecuarse a las necesidades del propio adulto. La educación de personas adultas (próximas a la jubilación laboral) podría desarrollar tres grandes áreas y objetivos:
a)educación para la participación en la formación laboral continua.
b)educación para la participación en cursos de preparación a la jubilación y vejez
c)educación para la participación en las sociedades de ocio: educación como alternativa de trabajo.
La jubilación, una conquista social
La jubilación es el comienzo de una posición social diferente vivida por la mayoría de los trabajadores, que desde la II Guerra Mundial es una conquista social. Es un fenómeno social diferenciado, que no afecta a todos por igual, depende de los recursos propios, las expectativas personales y de la posición laboral desempeñada.
Pero todos, al jubilarse, reciben una imagen social devaluada, que identifica jubilación con inutilidad. Para muchos, la jubilación es entrar en un callejón sin salida donde disminuyen los estímulos y aumentan las carencias personales, olvidando que se nos jubila de la actividad laboral, no de la actividad comunitaria.
La jubilación debe ser un tiempo para vivir. Participar es vivir.
Según investigaciones pedagógicas y psicológicas recientes, las actitudes intelectuales y psicomotrices no disminuyen forzosamente en función del envejecimiento y pueden ser conservadas con ejercicios cotidianos apropiados a la edad y a la condición física y con una vida activa desarrollada de modo satisfactorio.
La transición del trabajo a la jubilación supone una preocupación para los propios afectados y representa un problema añadido para la sociedad en general. Las Administraciones Públicas son cada vez más conscientes del importante papel social que una población jubilada, como colectivo activo y participativo, puede jugar. Preparar a estas personas para ello es un objetivo de primer orden.
En España han sido muy escasos los intentos de promover este tipo de oferta educativa para adultos. Sobresalen planes de jubilación desarrollados por algunas empresas y diversas iniciativas de formación de profesionales y encuentros promovidos desde la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología y por el Ministerio de Asuntos Sociales.
Esto plantea la necesidad de preparar bien el futuro impartiendo cursos o talleres de preparación para la jubilación. No se trata sólo de dejar una actividad para pasar a realizar otras, es un cambio cualitativo que afecta a todas las esferas de la vida. La vida ya no se organiza a través del trabajo, sino del tiempo libre. Supone prepararse con recursos propios y con ilusiones de proyectos, prepararse con una formación permanente apropiada a los años de jubilados que se tienen por delante.
Decálogo para un grupo construir un grupo que dialoga
Hace 2 semanas
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