En torno a 1.800 pacenses padecen alzheimer y se estima que en el año 2.050 en Badajoz, manteniendo la población, habrá el doble de personas que sufran esta enfermedad. Este mal no sólo perjudica al afectado, sino que también golpea especialmente a las familias, ya que exige una dedicación permanente durante las 24 horas del día. En la capital pacense, aparte de las residencias privadas, los únicos recursos de que disponen los enfermos son la atención que presta el centro de día de la Asociación Extremeña de Familiares de Enfermos de alzheimer y el centro de día que gestiona en la ciudad Cruz Roja.
El primer centro, que cuenta con 35 plazas, en la actualidad arrastra una lista de espera de más de 30 personas. «No para de aumentar esa lista de espera, porque la gente se va dando cuenta de que es la mejor solución para una persona con alzhéimer», indica el presidente de la Asociación de Familiares de personas con alzhéimer de Extremadura (Afaex), Arsenio Hueros.
El primer centro, que cuenta con 35 plazas, en la actualidad arrastra una lista de espera de más de 30 personas. «No para de aumentar esa lista de espera, porque la gente se va dando cuenta de que es la mejor solución para una persona con alzhéimer», indica el presidente de la Asociación de Familiares de personas con alzhéimer de Extremadura (Afaex), Arsenio Hueros.
Primeros pasos
Por este motivo, esta organización ha comunicado al Ayuntamiento de Badajoz la necesidad de que se haga un nuevo centro de día en la ciudad con atención específica para esta enfermedad. «Es absolutamente necesario otro emplazamiento con más o menos las mismas plazas, de esa manera podríamos atender al doble de personas. Pero eso significa un gasto extraordinario. Por eso necesitamos la ayuda de las instituciones».
La asociación ya se ha puesto en contacto con el alcalde, Miguel Celdrán, para mantener cuanto antes una entrevista y comunicarle su situación y sus necesidades. «Aunque no hemos obtenido respuesta, nuestra obligación es insistir. El Ayuntamiento tiene la voluntad de ayudarnos. Confiamos en Celdrán porque está muy concienciado, y esperamos que nos dé una respuesta afirmativa».
La ampliación del centro ya existente no es una posibilidad barajable para esta institución. Según manifiesta Hueros, esta opción no es positiva ya que no es bueno que un local de estas características esté masificado. «Tiene que tener un tamaño que no pase las 50 personas, porque en cuanto se convierte en un macrocentro, los enfermos son muy susceptibles a los cambios».
Aunque la primera prioridad para los familiares de personas con alzhéimer es luchar por este nuevo centro de día, también tienen la necesidad inmediata de lograr una residencia, con atención 24 horas diarias todos los días de la semana, específica para este tipo de enfermos. «El alzhéimer es algo muy particular. Los enfermos no tienen un tratamiento como las demás personas. Aquí en Badajoz es muy necesaria».
Horarios y cuidados
Uno de los motivos por el que esta residencia se hace imprescindible, tanto para enfermos como familiares, es que los centros de día tienen unos horarios determinados y hay personas que necesitan una atención más prolongada. Otra razón, es que cuando las personas enfermas salen del centro de día la mayoría de las veces tienen serios problemas para encontrar una plaza de residencia, y mucho más si lo que se busca es una residencia específica. «Cuando una persona sale de nuestro centro, es una persona en una fase muy avanzada de la enfermedad en la que casi no responde a ningún estímulo. Casi no puede valerse por sí misma, ya que son dependientes prácticamente desde el principio. El centro de día tiene la función de trabajar para mantener las potencialidades del enfermo, pero a partir de ahí cuando una persona está muy deteriorada por la enfermedad, le está quitando la posibilidad de que otra personas se beneficie del centro. Necesitaríamos una residencia para dar salida a esos enfermos que están en la fase final».
Otra de las posibilidades que la asociación está estudiando es la opción de que haya un centro de fin de semana. «Ese servicio también es necesario, ya que no lo dan los centros de día».
En aumento
El progresivo envejecimiento de la población hace prever un considerable aumento en el número de enfermos a medio plazo. En la actualidad, entre un 1,3% y 1,5% de la población sufre alzhéimer. Eso significa que en Badajoz podría llegar a haber 2.000 personas que padecen esta enfermedad, de las que aproximadamente la mitad necesitaría un centro de día. Pero según apunta Hueros, sólo estarían atendidas alrededor de una 100 personas. «Aquellos que están en fase muy avanzada no van a centros de día, irían a una residencia. Los que están en fase inicial tampoco necesitaría todavía acudir al centro, porque pueden vivir en casa sin causar demasiado estrago ni problemas aún. Pero todos los demás, los que están en el final de la primera fase, todos los de la segunda fase y los de la primera parte de la tercera fase, son susceptibles de necesitar un centro de día. Además, dentro de 40 años se calcula que puede haber en la ciudad 4.000 personas con alzhéimer. Por eso las instituciones tienen que poner toda la carne en el asador con este tema, porque cada vez hay más personas que padecen esta enfermedad debido a que aumenta la esperanza de vida».
Finalidad
Los centros de día hacen una labor muy importante tanto para los enfermos como los familiares. El objetivo es que los afectados, que van perdiendo a lo largo de su vida sus facultades, ralenticen ese proceso. «Intentamos que mantenga sus capacidades el mayor tiempo posible, por eso en el centro existen una serie de actividades para que no se deteriore con tanta rapidez», dice Jesús López, de Cruz Roja que, aunque su centro de día no tiene lista de espera, afirma que siempre se necesitan más plazas.
También ayudan a que las personas que padecen alzhéimer se puedan relacionar con otras que tengan el mismo problema. El enfermo recibe una atención personalizada, por eso el centro cuenta con un enfermeros, psicólogos, animadores socio-culturales y cuidadores que trabajan con ellos durante todo el tiempo que están allí y controlan la medicación que el paciente está tomando. «Además, proporcionan un respiro a los familiares».
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