Jóvenes con ganas de vivir sin interrupciones el fin de semana
El precio de una pastilla o dosis ronda los diez euros. Los efectos negativos oscilan desde la taquicardia hasta las crisis de ansiedad o infartos cerebrales
Jóvenes, con un nivel adquisitivo medio o medio-alto, y dispuestos a vivir el fin de semana sin interrupciones, siempre que el cuerpo aguante. Lo consiguen, pero rara vez de forma natural. Para mantener el ritmo necesitan ayuda y si no hay `coca´ a mano, que es la droga más consumida en estos ambientes, no le van a hacer ascos al MDMA. Por diez euros que vale una dosis -poco más de lo que cuesta una copa- el `subidón´ está garantizado.
Casi el 10% de la población malagueña de entre 20 y 24 años se confiesa consumidora de este tipo de sustancia durante los fines de semana, el 3% si se amplía el margen de edad desde los 14 hasta los 29. La ingesta es más frecuente en los municipios de la Costa del Sol, donde se ubica la mayoría de los `after´ (locales que abren a partir de las diez de la mañana) y la presentación de la droga puede variar. Así, si en esta ocasión se han intervenido dosis en las tradicionales pastillas, también se puede encontrar el éxtasis líquido, en polvo o cristalizado y de colores, conocido como `cuarzo´. Los motivos para la ingesta son tan particulares como lo es cada persona, pero normalmente hay tres razones que suelen coincidir: por diversión, para desinhibirse o para evadirse y olvidar una realidad que no termina de convencer.
Efectos y riesgos. Los efectos no son inmediatos, suelen aparecer a la media hora y pueden resumirse en euforia, reducción de la fatiga, sensación de hipersensibilidad, acompañados de un aumento de la temperatura corporal que obliga a beber grandes cantidades de líquido para no caer deshidratado.
Uno de los mayores riesgos, advertido en numerosas ocasiones por los expertos y corroborado por los agentes del laboratorio químico-toxicológico de la Policía Científica de Málaga (encargado de analizar las drogas intervenidas), es que las pastillas suelen estar adulteradas con sustancias cuyos componentes no se conocen con precisión antes de ingerirlas -tiza, parecetamol, detergente, cafeína, anfetaminas, efedrina- y que, por tanto, pueden provocar reacciones alérgicas y taquicardia, entre otras alteraciones.
En los casos más graves, el consumidor puede sufrir infartos cerebrales y complicaciones psiquiátricas "como la aparición brusca de ideas paranoides que llevan a la persona a un estado de confusión que puede derivar en crisis de pánico y ansiedad".
Lógicamente nadie piensa que le puede tocar a él, pero la organización advierte de que la combinación de varias sustancias tóxicas, como el MDMA y la cocaína, incrementa las posibilidades de sufrir algunas de estas complicaciones.
Y es que, después de unas horas, la euforia inicial se convierten en agotamiento, tristeza, ansiedad y agresividad que incitan a consumir de nuevo la misma sustancia o a combinarla con otras como alcohol o la ya citada cocaína. Es entonces cuando los efectos son impredecibles, avisan las fuentes expertas.
Ahora debemos llevar una cuestión a los Aytos y direcciones generales de juventud, que cuando coienza la campaña de verano, las clases se acaban y dejan que funcionen los campamentos, se olvidan de potenciar el ocio nocturno alternativo (en una epoca donde los jóvenes tienen mayor libertad horaria) que es cuando quiza pudiesen tener más participantes.
Que ocurre, ¿que piensan que el consumo de drogas tambien se va de vacaciones?. Es necesario seguir contando con animadores socioculturales, monitores de tiempo libre y demás personal funcionando para que esto no ocurra.
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Hace 2 semanas
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